El trastorno de ansiedad social, también conocido como fobia social, se caracteriza por un miedo intenso a las circunstancias en las que la persona teme ser observada, juzgada, pasar vergüenza ante los demás o no estar a la altura de las normas.

 

Qué es la ansiedad social

El trastorno de ansiedad social, también conocido como fobia social, se caracteriza por un miedo intenso a las circunstancias en las que la persona teme ser observada, juzgada, pasar vergüenza ante los demás o no estar a la altura de las normas.

Suele aparecer en la adolescencia, aunque a veces puede darse en niños más pequeños (un signo típico es el rechazo escolar) o en la edad adulta.

Aunque es normal sentir cierto grado de ansiedad ante la idea de hablar en público, enfrentarse a una entrevista importante o realizar un examen, los afectados pueden experimentar fuertes sensaciones de malestar y estrés ante cualquier situación social y, a la larga, optar por evitarlas por completo.

El miedo, la ansiedad y la evitación son tales que interfieren en las relaciones, las rutinas diarias, el trabajo, la escuela u otras actividades.

Quienes padecen fobia social pueden temer: conocer gente nueva, ser el centro de atención, ser observados mientras hacen algo, conversar con personas desconocidas, hablar o actuar en público, ser criticados, juzgados o objeto de burla, hablar con personas "importantes" o autoridades, hablar en un aula, tener una cita, llamar por teléfono, utilizar un aseo público, hacer exámenes, comer o beber en público, hacer preguntas o hablar en voz alta, asistir a fiestas u otros actos sociales.

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Síntomas de la ansiedad social

Los principales síntomas psicológicos son: preocupación intensa durante días, semanas o incluso meses antes de un acontecimiento social, miedo excesivo a ser observado o juzgado por los demás, especialmente por personas desconocidas, vergüenza y ansiedad graves en situaciones sociales cotidianas, miedo a actuar de forma que pueda causar vergüenza o humillación, miedo a que los demás se den cuenta del nerviosismo que se siente, evitación hasta el punto de limitar y penalizar las actividades de la vida diaria.

Los síntomas físicos característicos son: palpitaciones u opresión en el pecho, voz temblorosa, dificultad para respirar, sudoración intensa (hiperhidrosis) o rubor, náuseas y congestión estomacal, sequedad de boca, temblores y sacudidas, tensión muscular, enrojecimiento, vértigo, mareos, tics.

¿En qué podemos ayudarle?

De todos los tratamientos disponibles, la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) ha demostrado ser el más eficaz para el trastorno de ansiedad social. Los supuestos teóricos en los que se basa la TCC indican que, la forma de pensar influye en las emociones experimentadas y, éstas, a su vez, afectan a la conducta emitida. En resumen, la terapia ayuda a modificar los pensamientos y creencias catastrofistas sobre uno mismo y las situaciones sociales, influyendo en la intensidad y la calidad de las emociones experimentadas y posibilitando elecciones conductuales más funcionales.

Normalmente, la terapia cognitivo-conductual permite:

  • Aprender a controlar los síntomas físicos de la ansiedad mediante el entrenamiento en relajación y ejercicios de respiración abdominal.
  • Reconocer los pensamientos negativos y disfuncionales que desencadenan y alimentan la ansiedad social y sustituirlos por puntos de vista más equilibrados.
  • Afrontar las situaciones sociales temidas de forma gradual y sistemática, en lugar de evitarlas. La exposición se lleva a cabo, en primer lugar, junto con el terapeuta de referencia, que actúa como modelo, dentro de un verdadero trabajo de equipo.

Otras técnicas cognitivo-conductuales para la ansiedad social son los juegos de rol y el entrenamiento en habilidades sociales o Social Skills Training (contacto visual, uso de la voz, entablar y mantener una conversación, expresar emociones y opiniones), realizados individualmente o en pequeños grupos.

La terapia de ansiedad social también utiliza grabaciones en vídeo de las sesiones y otros ejercicios prácticos específicos para trabajar las situaciones que provocan ansiedad en la vida real.

Al enfrentarse sistemáticamente a las situaciones temidas, la persona puede adquirir un mayor sentido de la autoeficacia y la autoestima, aprendiendo las estrategias más adecuadas para desarrollar una relación diferente con sus pensamientos y emociones.