
Trastorno de estrés postraumático
Tras sufrir uno o varios acontecimientos traumáticos, es normal sentirse asustado, triste, ansioso y confuso. Puede ocurrir que, con el paso del tiempo, este malestar tienda a disminuir y uno empiece a vivir de nuevo. Pero a veces el trauma vivido es tan devastador que uno se siente incapaz de seguir adelante. Uno se siente abrumado por recuerdos dolorosos que no desaparecen y por una sensación constante de peligro.
¿Qué es el trastorno de estrés postraumático?
El Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT), puede surgir como consecuencia de un acontecimiento traumático que implique la experiencia personal directa de un suceso que cause o pueda causar la muerte o lesiones graves u otras amenazas para la integridad física; o la presencia en un suceso que cause la muerte, lesiones u otras amenazas para la integridad física de otra persona; o el conocimiento de la muerte violenta o inesperada, daños graves o amenaza de muerte o lesiones sufridos por un familiar u otra persona con la que se tenga una relación estrecha (DSM-5).
Los primeros estudios sobre las características y el tratamiento de este trastorno se referían a veteranos de guerra, pero los signos y síntomas descritos pueden detectarse como consecuencia de cualquier experiencia grave, sobre todo si se percibe como imprevisible e incontrolable.
Entre los sucesos que pueden causar TEPT se incluyen: la guerra, violaciones, desastres naturales, secuestros, agresiones físicas, procedimientos médicos (especialmente en niños), la muerte repentina de un ser querido, accidentes de coche o avión, abusos sexuales o psicológicos.
El TEPT es una respuesta normal de las personas ante una o varias situaciones anormales. El acontecimiento traumático que desencadena el trastorno es tan intolerable y aterrador que trastornaría a la mayoría de las personas. Cuando se rompe nuestra sensación de seguridad, es normal tener la impresión de perder la cabeza, de sentirse desconectado de la realidad, como envuelto en una nube fúnebre. La única diferencia entre los que desarrollan un TEPT y los que no es cómo reaccionan ante el trauma. Los factores que condicionan la respuesta al trauma son:
- la edad a la que se sufre
- duración en el tiempo (serie repetida de acontecimientos a lo largo del tiempo, carácter prolongado del traumatismo)
- la naturaleza interpersonal
- características psicológicas individuales
- la incapacidad de la víctima para poner fin al trauma o evitarlo
- el contexto en el que se produce (en la familia)
Tras una experiencia traumática, la mente y el cuerpo están en estado de shock. El recuerdo de lo sucedido y los sentimientos asociados a ello están desconectados. Para poder seguir adelante, es importante afrontar y gestionar los recuerdos y las emociones.
Síntomas del trastorno de estrés postraumático
Los síntomas del trastorno de estrés postraumático pueden aparecer de forma inmediata, gradual o intermitente. A veces surgen de forma inesperada, otras veces algún estímulo externo, como un ruido, una imagen, unas palabras o un olor, recuerda el suceso traumático.
Aunque cada individuo experimenta los síntomas de forma diferente, las categorías que tienen en común quienes padecen TEPT incluyen:
Revivir el acontecimiento traumático: recuerdos intrusivos y dolorosos del suceso; flashbacks (actuar o tener la sensación de que el suceso vuelve a ocurrir); pesadillas.
Evite cualquier cosa que pueda recordarle el trauma: evitación de actividades, lugares, pensamientos o emociones que recuerdan el trauma; incapacidad para recordar aspectos importantes del trauma; pérdida de interés por las actividades y la vida en general; dificultad para concentrarse; abuso de sustancias o alcohol.
Aumento de la ansiedad y de la activación fisiológica: Sensación de estrés intenso asociado al recuerdo del trauma; reacciones físicas intensas ante el recuerdo del suceso; dificultad para conciliar el sueño y despertarse por la noche; hipervigilancia.
Dificultades en las relaciones interpersonales: falta de asertividad; arrebatos de ira; victimización o revictimización; sentimientos de alienación y soledad.
Dificultades para gestionar las emociones: Sensación de alejamiento de la realidad; sentido limitado del futuro; irritabilidad; depresión; pensamientos suicidas; inhibición emocional; culpa, vergüenza.
El estudio en profundidad de la naturaleza del trauma y sus consecuencias ha llevado a la definición de otra categoría de síntomas y signos denominada trastorno postraumático complejo.
El complejo trauma
Por el momento, el trauma complejo no está incluido en el DSM 5 (Manual estadístico de diagnóstico de los trastornos mentales), pero tiene cabida en la CIE 11 (Undécima revisión de la Clasificación Internacional de Enfermedades), que lo define como "... trastorno que puede desarrollarse como resultado de la exposición a un acontecimiento o serie de acontecimientos de naturaleza extremadamente amenazadora u horrorosa, más comúnmente acontecimientos prolongados o repetitivos de los que es difícil o imposible escapar (por ejemplo, campañas de genocidio, violencia doméstica prolongada, abusos sexuales o físicos repetidos en la infancia). campañas genocidas, violencia doméstica prolongada, abusos sexuales o físicos repetidos en la infancia). Se cumplen todos los requisitos diagnósticos del trastorno de estrés postraumático. El trauma complejo lo es, además, caracterizado por:
- problemas graves y persistentes en la regulación de los afectos;
- creencias negativas sobre uno mismo (sentirse inferior, malo, inútil) acompañadas de sentimientos de vergüenza, culpa o fracaso relacionados con el suceso traumático; y
- dificultades para mantener relaciones y sentirse cerca de los demás".
Habida cuenta de los numerosos solapamientos de los efectos de los traumatismos complejos con características de diagnósticos como los trastornos de la personalidad, los trastornos disociativos y los trastornos psicóticos, es importante subrayar la importancia de una intervención precoz y una evaluación adecuada del caso para determinar un pronóstico favorable.
¿En qué podemos ayudarle?
Terapia cognitivo-conductual centrada en el trauma
Las personas con TEPT a menudo intentan evitar cualquier cosa que les recuerde el trauma. Esto puede ayudarles a sentirse mejor a corto plazo, pero no a largo plazo. En concreto, evitar sentimientos, situaciones u objetos impide y dificulta la recuperación.
Los enfoques que han sido más exhaustivamente estudiados y reconocidos como más eficaces en el tratamiento del trauma son:
Terapias basadas en la exposición (TE). Incluyen técnicas de exposición in vivo, imaginativas y narrativas (orales o escritas), pero también suelen incluir elementos de reestructuración cognitiva (por ejemplo, evaluación de las creencias relacionadas con la percepción del peligro, etc.), así como técnicas de relajación y autocontrol de la ansiedad.
Terapia de procesamiento cognitivo (CT). Incluyen la reestructuración cognitiva (cuestionar los pensamientos automáticos o adquiridos tras el suceso traumático, como las creencias sobre la seguridad y la confianza), pero también técnicas de relajación y la discusión/narración del trauma tanto verbalmente como por escrito.
Entrenamiento en inoculación de estrés (SIT). El tratamiento específico para el manejo de la ansiedad más estudiado en la literatura sobre trastorno postraumático hace gran hincapié en el entrenamiento respiratorio y la relajación muscular, pero también incluye elementos cognitivos (diálogo interno, toma de conciencia de patrones disfuncionales, etc.) y técnicas de exposición (in vivo o narración del suceso traumático).
Desensibilización y reprocesamiento mediante movimientos oculares (EMDR). Se asemeja mucho a otras modalidades cognitivo-conductuales en que utiliza elementos de exposición (por ejemplo, hablar sobre el acontecimiento traumático y/o evocar recuerdos traumáticos sin verbalizarlos) en combinación con componentes cognitivos (por ejemplo, identificar pensamientos negativos, identificar un pensamiento alternativo y evaluar la validez de un pensamiento) y técnicas de relajación y autocontrol (por ejemplo, respiración, exploración corporal). Los movimientos oculares alternos y la estimulación corporal bilateral son elementos característicos de la técnica EMDR.
El método STAIR - Entrenamiento en habilidades de regulación afectiva e interpersonal. El método STAIR, entrenamiento en habilidades de regulación afectiva e interpersonal, ha demostrado ser el tratamiento de elección para personas con trastorno postraumático, incluidas las formas crónicas y complejas y en comorbilidad con otros problemas. El objetivo del entrenamiento es transferir a los sujetos habilidades de gestión afectiva e interpersonal. Incluye técnicas de exposición narrativa (oral o escrita) útiles para la reelaboración de recuerdos traumáticos.